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Servando Valero, expone:
Muestra fotográfica en memoria del Gral. Liber Seregni.
Museo Regional de Maldonado R. Francisco Mazzoni de Maldonado.
Ituzaingo 789. Tel. 042-221107
Inauguración: Viernes 31 de julio de 2009, 19:30 hs.
La muestra podrá visitarse hasta el 23 de setiembre de 2009,
de martes a sabados de 11:00 a 17:00 hs.
Agradecimientos: Librería El Virrrey, Alvira galería de arte, Municipio de Maldonado, Museo Regional de Maldonado R. Francisco Mazzoni, Marcelo Puglia, RapidFot, Darío Parissi y su Bruma del Sueño.

Q.E.P.D.


Si alguna vez alguien en su distracción erró el camino y creyó encontrar aquí alguna buena intención y compromiso, sepa disculparnos. La construcción de tan pobre espejismo no resistió el mínimo y lerdo paso de las finas arenas del tiempo en la primera vuelta del reloj.

En éste último número de El Hongo hemos acumulado textos de: Carlos Liscano, Eduardo Darnauchans, Augusto Coronel, Eladio Camejo, Esther Zasso, F. Emma T., Fernández de Palleja, Julio César Parissi y Liber Mendizábal; ilustraciones de Darío Parissi y fotografías de Servando Valero.
Agradecemos a quienes han pasado a visitarnos y a quienes confiaron sus textos a nuestra publicación.
Texto: El Hongo.
Ilustración: Darío Parissi.

De: "El escritor y el otro" (Carlos Liscano)

1
De una noche a otra espero que algo ocurra. Sé que no va a ocurrir, pero si no espero es seguro que no ocurrirá. Cuando llega la otra noche y es idéntica a la que pasó, en que no ocurrió nada, me doy cuenta de que lo que sí pasó fue que yo, en esas horas, estuve esperando. Eso ya es algo. Es el puente que permite ir pasando de una noche a otra. Porque hay noches peores, noches sin espera.

2
(…)
Todo empieza de nuevo. No te creas nada y si sospechás que has llegado a alguna conclusión tratá de disimularlo, de borrarlo enseguida. Que no deje ni rastros de su existencia. Que nadie sepa que alguna vez uno llegó a una conclusión más o menos firme aunque sea por un rato.
Porque haber llegado a una conclusión, aunque más no sea provisoria, señala que uno cree que es posible entender, saber algo de verdad. Que uno postula un modo de acción, una vida para ser vivida. Que uno existe. Que uno está. Es.

9
Pero también esta el juego. Debería quedar lugar para jugar con la palabra, lugar para la invención, para la frase sin trascendencia que ilumina la cara un instante y desaparece. A eso hay que volver.

12
Tengo la sensación de haber construido un personaje que es un escritor y sé que detrás del personaje no hay nada. Si quito la lejana sensación de querer ser escritor desde los doce años, si quito las lecturas para llegar a ser escritor, si quito las horas dedicadas a escribir y a reflexionar sobre el hecho de escribir, si quito lo escrito, entonces de mí no queda nada. Pero eso mismo, que me hace sentir el vacío y la futilidad de mi vida, se vuelve luego prueba irrefutable. Si quito todo lo que tiene que ver con el acto de escribir y lo escrito, yo no existo. Entonces eso quiere decir que soy escritor. Es una demostración por el absurdo. Es una demostración que no demuestra nada, que me deja donde empecé, con las mismas preguntas ¿por qué, para qué?
(…)

22
Todo escritor es un invento. Hay un individuo que es uno solo y que un día inventa a un escritor y pasa a hacerle de sirviente y desde entonces vive como si fuera dos. El que quiere ser escritor tiene que inventar al individuo que escribe, o al individuo que va a escribir sus obras, porque cuando el sirviente lo inventa el escritor todavía no es.
El inventado será un escritor inmenso, que todo el mundo lee. O será inmenso pero poco apreciado por sus contemporáneos. O será mediocre. Lo necesario es que, antes de ser cualesquiera de esas cosas, que son solo resultado, ocurra el invento, que es tarea necesariamente solitaria, y es dolorosa. No es una tarea: es una convicción, una fe a la que se accede. Es una disciplina, un viaje hacia la lucidez. Se alcanza la lucidez o se queda por el camino, lejos de ella, pero es a la lucidez literaria a donde se quiere llegar. Nunca se esta en ella de modo permanente, pero entonces, al comienzo, el inventor ignora que la lucidez se alcanza raramente.
(…)

34
El inventado escribe para sus maestros, a los que quiere parecerse, de los que quiere diferenciarse, a los que sabe que nunca logrará igualar. De eso se ocupa,(…)

42
Esta es una noche que no termina de acabarse. Estar siempre a la espera, en acecho, mirando el centro luminoso del lenguaje, donde todo bulle, donde está la locura.
(…)

77
Sé que no hay paz en las palabras. Porque la paz está en el silencio. Pero el silencio se vuelve el hervidero de la nada, y en la nada resurge la totalidad, huracán insoportable. Las palabras, todas las palabras.
(…)
Entrampado en una situación, una conducta. La vida pudo haber sido menos dura. Encerrado en una cabeza. Ahí esta todo, ahí está el problema. Porque a los cincuenta y cuatro años es demasiado tarde para recomenzar, para proponerse otra vida.
Ni una hoja vuela en la calle, ni un trozo de papel, y el viento negro azotando toda la noche dentro de casa.



Carlos Liscano
“El escritor y el otro”
189 pág.
Ed. Planeta
2007



Carlos Liscano nació en Montevideo en 1949. Estuvo trece años detenido por razones políticas y luego vivó once años en Suecia. Publicó cuentos, novelas, poesía y teatro. Actualmente reside en Montevideo y escribe para el semanario Brecha y para El País Cultural. En el año 2001 obtuvo el premio Bartolomé Hidalgo.




El Hongo.

Como los desconsolados/Descosolados 2 (E. Darnauchans)

Se detienen en las plazas
como esperando la noche
con los ojos fugitivos
y las sienes en desorden.
Un viento como una duda
me despeina el pensamiento
se confunden en la tarde
y ya no les queda cielo.
son los desconsolados
son los descarrilados
los desamados del amor.
Habitantes del olvido
pasajeros de la nada
pobladores del silencio
entristecido de las casas.
Son los desestimados
los desinteresados
los destinados al dolor.
la ciudad en ciudadanos
dobla su metamorfosis
noticiero luminoso
automóvil y automóvil.
Para los deshabitados
del consuelo desatienden
los semáforos (contrarios
amarillos de su suerte)
Eran los desdichados
desnaturalizados.
son los desencantados sin reloj.


Desconsolados 2.


Para los que se sueñan
sin ninguna sonrisa
para los que se van
dónde están
temblando las canciones
que nunca van a cantar.
Para los propietarios
de botellas vacías
para los que además
de aguarrás
bebieron horizontes de espanto
y luz de desván.
Por el Duque Penurias
y Madame de la Mugre
los que siempre estarán
más acá
de todo lo que brilla en la ciudad.
Al abuelo de la copa
y al abuelo de la bala
y al hermano del cristal
en que sueño con un despertar en San Jamás.
Al ciclista estrellado
en el túnel ruinoso
al que fue pedaleando su fin
y halló la risa dura del final.
Por los ferrocarriles
esperando en Sansueña
detenidos vacíos sin nada y nadie
que traer
ni que esperar.
Para ti para nadie
para ella y alguno
y por los que no tienen
canción
no importa que no escuchen esta voz.




Eduardo Darnauchans (Montevideo, 15 de noviembre de 19537 de marzo de 2007). Su infancia y adolescencia transcurrieron al norte del país, primero en Minas de Corrales (departamento de Rivera), y luego en la ciudad de Tacuarembó. Realizó cursos en las facultaded de Medicina y Humanidades de la Universidad de la República, así como en la universidad de La Plata, en Argentina.
A los 18 años registró su primer larga duración titulado "Canción de muchacho", que concitó la atención de colegas y críticos. Su segundo larga duración, titulado "Las Quemas", fue editado en 1975. El álbum "Sansueña", editado en 1979, puede considerarse la obra a través de la cual empezó a ser conocido por los grandes públicos. Entre 1979 y mediados de 1983 Darnauchans fue censurado por el gobierno de facto, prohibiéndosele actuar en vivo, aunque sus canciones sí podían ser transmitidas por radio.
Su cuarto disco, "Zurcidor", se grabó entre mayo y diciembre de 1981. Luego seguirían "Nieblas & Neblinas" (1984), "El Trigo de la Luna" (1989, también disponible en CD), "Noches Blancas" (grabado en vivo en el Teatro Solís los días 7 y 8 de mayo de 1991), "Dylan" (1991), y "Sin perder el tiempo", una antología que reúne 20 años de trayectoria. En 1990 recibió el Premio Municipal de Música Edita por "El Trigo de la Luna".
Darnauchans compuso música para obras de teatro. En 1990 compuso la música del film "Color de tristecías", dirigido por Pablo Rodríguez y exhibido en Europa, Estados Unidos y Canadá. Tocó junto a Bob Dylan, en el Cilindro Municipal, y junto a Paul Simon en el Estadio Centenario.
Eduardo Darnauchans está considerado uno de los poetas (o songwriter, como él prefería denominarse) más importantes que tuvo el panorama musical uruguayo. Muchos de sus temas son clásicos de la música uruguaya. Su repertorio incluye -además de textos de su autoría- poemas o canciones de poetas nacionales y extranjeros como, por ejemplo, Washington Benavides, Víctor Cunha, Líber Falco, Eduardo Milán, Federico García Lorca, Nicolás Guillén, Porfirio Barba Jacob, Asunción Silva, Jorge Luis Borges, Antonio Machado, Raúl González Tuñón, Eduardo González Lanuza, Eduardo Bosco, Roque Vallejo, Jorge Manrique, Rubén Darío, Nicanor Parra, Manuel Bandeira, Humberto Megget, Pablo Neruda y César Vallejo.
Discografía [editar]
Canción de muchacho (1972)
Las Quemas (1974)
Sansueña (1978)
Zurcidor (1981)
Nieblas & Neblinas (1984)
El trigo de la luna (1989)
Noches blancas (1992)
Entre el micrófono y la penumbra (en vivo, con la producción de Fernando Cabrera. 2001)
Raras & Casuales (2003)
Canciones Sefaradíes (en vivo. 2004)
El Ángel Azul (2006)
Obras colectivas [editar]
Canciones del asfalto (1982)
Trovadores
Uruguay canta en Pueblo Ansina


Publicado en: http://es.wikipedia.org/wiki/Eduardo_Darnauchans




El Hongo

Faltan lluvias!!!!!!!!!!!

Esta calurosa temporada ha sido contraproducente para la propagación de los hongos, lo que nos ha llevado a suspender nuestra publicación hasta tiempos más húmedos. Según nuestros contactos en la Dirección General de Metereología las primeras lluvias regresaran en el mes de marzo.



El Hongo

Sabela de Tezanos

III

Ofrecerá sus uvas
sus latidos
su pie descalzo
voz como corteza
o eco
la danza
de los frutos
dolidos
fuente quebrada
bajo el rostro
huido mapa de ausencias
torres
simulada constancia
resistencia.

Se quitará los velos
uno a uno
heridos.

Hundirá sus fragmentos
mal amados.

A sus olvidos restará inocencia
y será ágil
vivaz.

Se tenderá por fin
como la noche
y su triunfo será
no haber vencido.


***

X

Agua sobre agua:
nada tan claro
como el silenciado cuerpo
de la lluvia.
Nada tan desaparecido
sobre el mar.


***


XV

Ella cree describir el infinito
aplacando su sed
en el sopor de sueños que la amparan
frágiles como náufragos

y en círculos de vasos y botellas
cuyos bordes evocan el peligro del fuego
goza su ahogo mínimo
y su fuga
es su juego.

***

Sabela de Tezanos: Pliegues en el silencio es el cuarto libro de poemas que edita. Licenciada en Filosofía por la Facultad de Humanidades, Montevideo, publicó anteriormente Palabras sin nombre (Signos, 1989), Los desprendimientos (Vintén, 1992) y Jugar con fuego (Ed. Imaginarias, 1996). Ha obtenido varios premios en los concursos del Ministerio de Educación y Cultura.

Sabela de Tezanos
Pliegues en el silencio
36 pág.
Colección: grito de poesía.
Ed. Artefato
2004.
El Hongo.

Esa tristeza (Eduardo Mateo)

Esa tristeza que tienes
viene de un rostro cansado
viene de manos abiertas
por manos que han escapado
por manos que han escapado.

Esa tristeza que cuelga
donde termina tu pelo
viene de un mar que ha secado
mientras soñabas anhelos
mientras soñabas anhelos.

Piensas, vagas y piensas
Piensas, vagas y piensas
Piensas, vagas y piensas.

Yo sé muy bien lo que tienes
hay en tu vida un pasado
polvo que el viento no lleva
son tus recuerdos malos
son tus recuerdos malos.

Piensas, vagas y piensas
Piensas, vagas y piensas
Piensas, vagas y piensas.




Eduardo Mateo fue uno de los músicos más influyentes de la música uruguaya. Desarrolló un estilo muy personal e inimitable de cantar y de tocar la guitarra y exploró mundos nuevos con sus músicas y sus letras. Nació en 1940 en Montevideo. Ya en su infancia tomó contacto con el candombe, la murga y la música popular carioca. Aprendió, con familiares y amigos, a tocar diversos instrumentos de percusión, cavaquinho y guitarra. A principios de los años ´60 ya era un respetado guitarrista profesional y un intérprete de bossa nova con pocos iguales en el mundo. Pero progresivamente fue asimilando otras influencias, especialmente la de los Beatles, que lo llevaron a agarrar la guitarra eléctrica y desarrollar una carrera roquera. Junto a Ruben Rada fundó el grupo El Kinto en 1967. El Kinto fue uno de los primeros conjuntos pop uruguayos en adoptar el castellano y sentó las bases del candombe-beat (la fusión de candombe con rock que hasta hoy mantiene su plena vigencia). La propuesta de El Kinto se amplió en las Musicasiones, una serie de cuatro happenings multimedia coordinados por Mateo y Horacio Buscaglia en 1969. A partir de 1970 Mateo se lanzó en carrera solista. La década del ´70 estuvo marcada por una acentuación de su personalidad difícil, de envolvimiento con drogas, de sospechas de locura, de un estilo de vida que lo apartó de la posibilidad de una carrera regular y con frecuencia lo mantuvo al borde de la miseria material. Por otro lado, Mateo siempre fue intransigente y aventurero en lo estético, y en el momento en que el gran público empezaba a digerir su música, él ya se salía con un estilo distinto y aún más extraño que el anterior. El período dictatorial, además, llevó a que, por reacción, la dimensión política y el estilo dicho folklorista asumieran la preponderancia en la canción popular uruguaya, llevando al segundo de los movimientos llamados "Canto Popular". Mateo nunca fue plenamente integrado por esa corriente, manteniéndose apartado, por lo tanto, del círculo más "prestigioso" de la cultura uruguaya de entonces. Sin embargo, nunca dejó de ejercer una influencia "subterránea" entre músicos. Terminado el período dictatorial, su "ideología musical" ocupaba un buen puesto en la escena montevideana y muchas de sus idiosincrasias ya eran aprovechadas, aquí y allá, como elementos integrados al patrimonio musical uruguayo común, como si fueran "géneros" tradicionales. Fue revalorizado y, ya años antes de su fallecimiento en 1990, era unánimemente reconocido como una figura fundamental de la música nacional. La obra de Mateo es demasiado variada para ser sintetizada. Mateo incursionó en extremos de sencillez y complejidad, tuvo etapas estrictamente acústicas y otras en las que exploró un sonido "tecno". Nunca tuvo pruritos en fusionar los géneros más diversos, mezclando jazz y rock con candombe y milonga y con influencias árabes, hindúes, africanas, brasileñas, españolas, caribeñas y de la música erudita (es de notar que realizó ese tipo de fusiones ya a finales de los ´60, unos veinte años antes de que se pusiera de moda la World Music). La mayoría de sus creaciones se ubican en el terreno de la canción popular, entre el entretenimiento y la autoexpresión, pero muchas obras suyas de sus últimas etapas (su período "Máquina del Tiempo") reflejan una búsqueda de trascendencia de la dimensión meramente comunicativa, internándose en terrenos de filosofía cósmica que lindan con lo religioso y lo místico.

Guilherme de Alencar Pinto (San Pablo 1960)

Publicado en: http://www.deluruguay.net/

El Hongo.

Biromes y servilletas (Leo Masliah)

En Montevideo hay poetas poetas poetas
que sin bombos ni trompetas trompetas trompetas
van saliendo de recónditos altillos altillos altillos
de paredes de silencios de redonda con puntillo.

Salen de agujeros mal tapados tapados tapados
y proyectos no alcanzados cansados cansados
que regresan en fantasmas de colores colores colores
a pintarte las ojeras y pedirte que no llores.

Tienen ilusiones compartidas partidas partidas
pesadillas adheridas heridas heridas
caseras de palabras confundidas fundidas fundidas
a su triste paso lento por las calles y avenidas.

No pretenden glorias ni laureles, laureles, laureles
sólo pasan a papeles, papeles, papeles,
experiencias totalmente personales, zonales, zonales
elementos muy parciales que juntados no son tales.

Hablan de la aurora hasta cansarse, cansarse, cansarse
sin tener miedo a plagiarse, plagiarse, plagiarse
nada de eso importa ya mientras escriban, escriban, escriban
su manía su locura su neurosis obsesiva.

Andan por las calles los poetas poetas poetas
como si fueran cometas, cometas, cometas
en un denso cielo de metal fundido, fundido, fundido
impenetrable, desastroso, lamentable y aburrido.


En Montevideo hay biromes, biromes, biromes
desangradas en renglones, renglones, renglones
de palabras retorciéndose confusas, confusas, confusas
en delgadas servilletas como alcohólicas reclusas.

Andan por las calles escribiendo y viendo y viendo
lo que ven lo van diciendo y siendo y siendo
ellos poetas a la vez que se pasean, pasean, pasean
van contando lo que ven, y lo que no, lo fantasean.

Miran para el cielo los poetas, poetas, poetas
como si fueran saetas, saetas, saetas
arrojadas al espacio que un rodeo, rodeo, rodeo
hiciera regresar para clavarlas en Montevideo.








Biografía:

Leo Maslíah nació en Montevideo en 1954. Estudió piano con Bertha Chadicov y Wilser Rossi, armonía con Nydia Pereyra Lisaso, órgano con Manuel Salsamendi y composición y análisis con Coriún Aharonián y Graciela Paraskevaídis. A partir de 1978 desarrolla en Uruguay una intensa actividad como autor e intérprete de música popular, que desde 1982 lo proyecta también a la Argentina y a otros países como Chile, Perú, Cuba, Brasil, Paraguay y España. Leo Maslíah también es compositor e intérprete de música del género llamado "culto", habiendo participado como ejecutante en conciertos y grabaciones de música contemporánea uruguaya y argentina. En 1981 su composición electroacústica "Llanto" integró la programación del Festival anual de la Sociedad Internacional de Música Contemporánea (SIMC) realizado en Bruselas, Bélgica. Además de varias obras "de cámara" y "electroacústicas", fueron estrenadas en Montevideo tres obras sinfónicas de su autoría (Problemas de pareja, Concierto para piano y orquesta y Primavera veraz verás). Como escritor, publicó nueve novelas, siete libros de cuentos, uno de poesía y uno conteniendo tres obras de teatro, dos de las cuales (además de otras no publicadas) fueron estrenadas en Montevideo con puesta en escena del autor u otros directores ("Democracia en el bar", Teatro del Anglo, 1986, "El ama de llaves", Alianza Francesa, 1990, "Juegos de salón, Teatro La Gaviota, 1990, "Los sueños de Anita y Curosagua", Teatro del Notariado, 1991 -Florencio al mejor espectáculo infantil de ese año-", "Alien Diez, el bueno", teatro Circular, 1992, "No juegues con fuego porque lo podés apagar", Teatro del Anglo, 1993, entre otras. Varios de sus libros publicados en Argentina por Ediciones de la Flor tienen ya segunda edición.La revista norteamericana TriQuarterly, luego de haber publicado algunos de sus cuentos, seleccionó uno de ellos (La miopía de Rodríguez), traducido al inglés, para integrar el libro Fiction of the Eighties (a decade of stories from TriQuarterly). En 1994 fue nominado por la Fundación Konex entre las cien mejores figuras de las letras argentinas de la década 1984-1994.

Publicado en: http://www.deluruguay.net/
Ilustración: Dario Parissi

Alejandro Ferreiro (Portland)

A veces, sólo a veces, sueño contigo.
A veces, sólo a veces, sueño contigo.
A veces, sólo a veces, pienso en ti.
A veces, sólo a veces, pienso en ti.
A veces, sólo a veces, lo admito.

***


Llueve.
Cae una lluvia lenta y pegajosa, una lluvia negra pega cosas.
Pienso en lo que sobra.
Cae una lluvia muerta, poca cosa.
El frío hace imposible cada herida.
Del letargo al insomnio -como del amor al odio- sólo un día.
Una aurora.

***



Últimamente pienso demasiado.
Me torturo poniendo en tela de juicio todo lo que hago y lo que debo hacer.
Se supone que hay que dedicar todo el tiempo que se pueda al trabajo, porque ese es el camino para alcanzar el bienestar. Ni que hablar en mi caso que trabajo en algo que me gusta y me permite viajar.
Lo que pasa es que también hay otras cosas que me apetecen, que requieren esfuerzo y dedicación pero no se parecen en nada a obligaciones: caminar, andar en bicicleta, leer al aire libre, visitar amigos, ducharse en el mar, cocinar sin apuro, comer sentado, someterse a masajes, mirar para arriba, cultivar un almácigo, regar los helechos, hablar con los cactus, escribir sobre esas cosas, en fin, vivir de acuerdo a.


***
Portland
Alejandro Ferreiro
Agosto de 2007
Ed. HUM.
72 pág.

Alejandro Ferreiro (Montevideo 1968)
Es periodista y escritor.
Ha publicado tres novelas (Portland /2000 –Ed. Civiles Iletrados; Algo que flota /2005 –Artefato y Todo lo quieto sueña moverse /2006 –Artefato) y un poemario (Nos persigue la humedad y otras filtraciones /2004 –Artefato).

El Hongo

Discusión entre Álvaro de Campos y Ricardo Reis

Álvaro de Campos:
La poesía es aquella forma de la prosa en la que el ritmo es artificial. Este artificio, que insiste en crear nuevas pausas especiales y antinaturales distintas de las que la puntuación define, aunque a veces coincidentes con ellas, es producido por la escritura del texto en líneas separadas llamadas versos, preferiblemente comenzadas por mayúsculas para indicar que son como períodos absurdos, pronunciados separadamente. Se crean, mediante este procedimiento, dos tipos de sugestiones que no existen en la prosa: una sugestión rítmica de cada verso por sí mismo, como persona independiente, y una sugestión acentual que incide sobre la última palabra del verso, donde se hace una pausa artificialmente, o sobre la única palabra si hay una sola, que así queda en una aislamiento que no es itálico.
Pero se pregunta: ¿por qué ha de haber un ritmo artificial? Se responde: porque la emoción intensa no cabe en la palabra: tiene que bajar al grito o subir al canto. Y como decir es hablar, y no se puede gritar hablando, se tiene que cantar hablando, y cantar hablando es pone la música en el habla; y, como la música es extraña al habla, pónese la música en el habla disponiendo las palabras de modo que contengan una música que no esté en ellas, que sea, pues, artificial en relación a ellas. Esto es la poesía: cantar sin música. Por eso los grandes poetas líricos, en el gran sentido del adjetivo “lírico”, no son musicables. ¿Cómo han de serlo si son musicales?

Ricardo Reis:
Dice Campos que la poesía es un prosa en la que el ritmo es artificial. Considera a la poesía como una prosa que contiene música, de donde su artificio. Yo, sin embargo, antes diría que la poesía es una música que se hace con ideas, y por lo mismo con palabras. Considerad qué será el que hagáis música con ideas, en vez de con emociones. Con emociones haréis sólo música. Con emociones que caminan hacia las ideas, que se agregan ideas para definirse, haréis el canto. Con ideas sólo, que contengan tan solamente lo que de emoción hay necesariamente en todas las ideas, haréis poesía. Y así, el canto es la forma primitiva de la poesía, porque no es la primera forma de la poesía, sino el camino hacia ella.
Cuanto más fría la poesía, más verdadera. La emoción no debe entrar en la poesía como elemento dispositivo del ritmo, que es la supervivencia lejana de la música en el verso. Y ese ritmo, cuando es perfecto, debe antes surgir de la idea que de la palabra. Una idea perfectamente concebida es rítmica en sí misma: las palabras en perfectamente se diga no tienen poder para empequeñecerla. Pueden ser duras y frías: no influye-son las únicas y por eso las mejores. Y, siendo las mejores, son las más bellas.
De nada sirve el simple ritmo de las palabras si no contiene ideas. No hay nombres bellos, sino gracias a ala evocación que los vuelve nombres. Que alguien se embelese con los nombres propios de Milton es justo si se conoce lo que expresan, absurdo si se ignora, no habiendo más que un sueño de entendimiento, del que las palabras son el torpor.


(9-4-1930)


Fernando Pessoa
El regreso de los dioses
Ed. Acantilado
431 pág.



Fernando Pessoa (Lisboa, 1888-1935) el más complejo y quizás más importante poeta europeo del siglo XX, se ganó la vida como redactor de correspondencia extranjera para empresas comerciales, traductor y vendedor de horóscopos. Escribió parte de su obra en inglés (en su juventud vivió en Sudáfrica), obra que se desplaza magistralmente de la vanguardia al clasicismo por un afán de “ser todo de todas las maneras”. A lo largo de sus cuarenta y siete años de vida, Pessoa “asistió, de lejos, desprendido, ligeramente sonriente, a las cosas que suceden en la vida, pero sin mezclarse en ellas”. Desdeñoso de la fama –“cosa para actrices y productos farmacéuticos”- propuso desde siempre lo que él llamó una “estética de la abdicación”, en la que Pessoa incluía no sólo “la posibilidad de bienestar material” –su objetivo económico explícito consistía en ganar, como máximo, “sesenta dólares mensuales; ni uno más”-, sino todo el sistema de relaciones humanas, desde el amor a la amistad, convencido de que el hecho divino de existir no debe asimilarse el hecho satánico de coexistir.



El Hongo

Irrupciones (Mario Levrero)

Hongos alucinógenos. Eso es lo que, según leí recientemente, se genera en los libros viejos. Pequeños hongos alucinógenos. Microscópicos, desde luego, igual que los ácaros que con ellos conviven entre esas páginas amarillentas. Al parecer, uno respira cerca de los libros y "viaja”. Como efectos secundarios se producirían trastornos respiratorios y, probablemente, cerebrales.
Esa teoría de los hongos alucinógenos me convence. Mi sueño recurrente se explica de una manera perfecta. También explica por qué tantas veces me he quedado leyendo una novela hasta el final. No soy un adicto a las letras, como buenamente creía, sino más bien a una especie de LSD.


***

Es como si el famoso doctor Fu Man Chu actuara desde dentro de esas páginas amarillentas. Fu Man Chu es el fundador de la Si Fan, una poderosa organización que tiene el cometido de destruir a Occidente, contra la cual lucha incansablemente Neyland-Smith. El siniestro doctor, de quien se dice que es inmortal, maneja drogas y venenos, remedios y todo tipo de armas biológicas, como por ejemplo unos hongos gigantescos, de crecimiento vertiginoso, que alguna vez protegieron su huida: los hongos no solo impiden el paso con su desarrollo instantáneo, sino que también maduran rápidamente y explotan en infinidad de esporas que se expanden como un humo verdoso y polvoriento, e intoxican a quienes lo respiran. No puedo evitar la imagen de un pequeño Fu Man Chu moviéndose entre las letras de una novela de la Serie Amarila de la editorial Tor, sembrando microscópicos hongos alucinógenos en ea parte del libro donde se unen los cuadernillos.
¿Son drogas distintas, la lectura de novelas de misterio y las toxinas de los hongos microscópicos? ¿O el acto de leer habrá sido siempre, desde que se creó la imprenta, un acto mucho más complejo de lo que se cría? ¿Leer a Raymond Chandler en la pantalla de una computadora produce el mismo efecto que leerlo en un libro de paplel? De lo que no tengo duda es de que NO da lo mismo leerlo en un libro nuevo que en un libro viejo.

***

De modo que Ray Bradbury tenía razón, y en un futuro ahora mucho más cercano es posible que verdaderamente los bomberos se ocupen de quemar libros, en lugar de apagar incendios. Sería la contribución de los bomberos a la lucha contra la droga. Hermanos adictos, vayamos preparando escondites ingeniosos para nuestras bibliotecas

***
.
Biografía.

Mario Levrero (Jorge Varlotta) nació en Montevideo en 1940 y falleció en agosto de 2004. Escritor, fotógrafo, librero, guionista de cómics, humorista y redactor jefe de revistas de ingenio. Autor de las novelas: La ciudad (1970), París (1980), El lugar (1984), Dejen todo en mis manos (1994), El alma de Gardel (1996) y El discurso vacío (1996). Publicó también los libros de relatos: La máquina de pensar en Gladis (1970), Todo el tiempo (1982), Aguas salobres (1983), Los muertos (1986), Espacios libres (1987), El portero y el otro (1992), Ya que estamos (2001) y Los carros de fuego (2003).
En 2006 ganó el premio Bartolomé Hidalgo por La novela luminosa (Alfaguara, 2005).

Irrupciones
Mario Levrero
2007
Punto de lectura
469 pág.


El hongo

Presentación

Lo descubrí una tarde en un rincón. Era pequeño, casi insignificante. Debo admitir que me costó reconocerlo. No podía dejarlo ahí. Tenía que eliminarlo. Ya se sabe como son estas cosas, después crecen y uno se encariña. No sé qué fue que me distrajo pero me olvidé de él. Por algún motivo me tuve que ir y ahí se quedó. No sabía que crecieran tan rápido. Cuando lo volví a ver parecía otro, mucho más grande, exagero, un poco más grande, tenía otro color y estaba tomando forma. Yo sabía, tenía que haberlo eliminado. Ahora, cada vez que lo miro, con su forma con su color me cuenta una gran historia. La mayoría son mentiras, pero las mentiras bien contadas me gustan.

Se lo presenté a mis amigos, los más allegados, no es cuestión de que cualquier gíl se meta en mis cosas. Uno de ellos me propuso infinidad de formas de atacarlo, así me libraría de esa molestia. Ya no es mi amigo. No puedo tener amigos tan insensibles.

En fin, creció. Creo que se alimenta de mi aburrimiento. Cada vez que me aburro lo miro y está más grande y su forma nunca es la misma. Tiene una forma diferente para cada una de sus historias. Tiene mucho que decir y me lo dice. Es un glotón; no le alcanza con mi aburrimiento. Mi casa le quedó chica y ya está recorriendo el barrio.
Me di cuenta de que no a todos nos cuenta lo mismo. O sí... Quizá yo haya estado distraído y por eso no entendí alguna de sus historias. Suele ocurrir. Me han contado historias contadas por él que son increíbles. Lástima que me las haya perdido.
A partir de ahora hay que estar más atento.

El Hongo (2007).

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