Un descanso en la tarea.

-¿Por qué todo gira entorno a la plata? –se preguntó el tipo, sentado detrás de su escritorio, llevando las manos a la nuca como si estuviera distendido, algo que estaba lejos de ser cierto. El tipo observó su corbata, luego paseó su mirada por la oficina, se detuvo en el cuadro de Alonso que flotaba en la penumbra de la pared de enfrente, y su memoria dio un vuelco hacia atrás, un salto enorme que demolió lustros enteros. Después estiró el cuelo y miro hacia abajo a través del ventanal, y se vio. Se vio, sí. Allí estaba él; era aquel tipo que caminaba por la vereda de enfrente. Podía ver hasta la marca del ataché barato forrado de plástico negro. Eran sus mismos zapatos, su traje de siempre, la camisa blanca de uso diario. Podía sentir sus ganas de llegar, a cualquier lado, pero llegar. Él estaba allá abajo, pero también estaba acá arriba-. ¿Qué quiere decir esto?-volvió a preguntarse. Luego pensó un poco y se dijo-: Ese que esta allá, hoy se encuentra acá. Es el mismo. Adentro de cada uno nada cambió. Él quiso estar acá, y hoy lo está –razonó. Luego destrabó sus manos de atrás de la nuca, las apoyó en el escritorio y buscó una tarea para hacer. Deseó pensar en otra cosa. No sabía como sigue eso de pelear por un lugar en la vida, llegar a ese sitio y no entender para qué.

Julio César Parissi (1945).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cierto. El "para qué venimos" es una de las preguntas filosóficas más emocionantes. Pero, ojo, puede tornarse algo obsesivo responder a esas difíciles preguntas; tan así que uno cae en la depresión y ese no es, me imagino, el cometido de nuestra finita(o no) morada aquí.
"Ese que está allá, hoy se encuentra acá", arriba es abajo, más lejos es más cerca, siempre depende del punto de referencia con el cual se midan las cosas... Yo siempre me he preguntado si una persona puede estar en dos lugares a la vez. Seguramente su físico sólo pueda existir en un lugar a la vez, pero la mente y el alma, sin dudas, pueden coexistir en lugares paralelamente. Cuando uno escribe su cuerpo tiene que estar ahí, pero su mente y su alma están en el reino de la literatura y yo aún no he podido ubicarlo geográficamente, sin embargo, hace poco pedí permiso a su rey para frecuentar en él. Saludos. Fabián Muniz Umpiérrez.

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