Esa tristeza (Eduardo Mateo)

Esa tristeza que tienes
viene de un rostro cansado
viene de manos abiertas
por manos que han escapado
por manos que han escapado.

Esa tristeza que cuelga
donde termina tu pelo
viene de un mar que ha secado
mientras soñabas anhelos
mientras soñabas anhelos.

Piensas, vagas y piensas
Piensas, vagas y piensas
Piensas, vagas y piensas.

Yo sé muy bien lo que tienes
hay en tu vida un pasado
polvo que el viento no lleva
son tus recuerdos malos
son tus recuerdos malos.

Piensas, vagas y piensas
Piensas, vagas y piensas
Piensas, vagas y piensas.




Eduardo Mateo fue uno de los músicos más influyentes de la música uruguaya. Desarrolló un estilo muy personal e inimitable de cantar y de tocar la guitarra y exploró mundos nuevos con sus músicas y sus letras. Nació en 1940 en Montevideo. Ya en su infancia tomó contacto con el candombe, la murga y la música popular carioca. Aprendió, con familiares y amigos, a tocar diversos instrumentos de percusión, cavaquinho y guitarra. A principios de los años ´60 ya era un respetado guitarrista profesional y un intérprete de bossa nova con pocos iguales en el mundo. Pero progresivamente fue asimilando otras influencias, especialmente la de los Beatles, que lo llevaron a agarrar la guitarra eléctrica y desarrollar una carrera roquera. Junto a Ruben Rada fundó el grupo El Kinto en 1967. El Kinto fue uno de los primeros conjuntos pop uruguayos en adoptar el castellano y sentó las bases del candombe-beat (la fusión de candombe con rock que hasta hoy mantiene su plena vigencia). La propuesta de El Kinto se amplió en las Musicasiones, una serie de cuatro happenings multimedia coordinados por Mateo y Horacio Buscaglia en 1969. A partir de 1970 Mateo se lanzó en carrera solista. La década del ´70 estuvo marcada por una acentuación de su personalidad difícil, de envolvimiento con drogas, de sospechas de locura, de un estilo de vida que lo apartó de la posibilidad de una carrera regular y con frecuencia lo mantuvo al borde de la miseria material. Por otro lado, Mateo siempre fue intransigente y aventurero en lo estético, y en el momento en que el gran público empezaba a digerir su música, él ya se salía con un estilo distinto y aún más extraño que el anterior. El período dictatorial, además, llevó a que, por reacción, la dimensión política y el estilo dicho folklorista asumieran la preponderancia en la canción popular uruguaya, llevando al segundo de los movimientos llamados "Canto Popular". Mateo nunca fue plenamente integrado por esa corriente, manteniéndose apartado, por lo tanto, del círculo más "prestigioso" de la cultura uruguaya de entonces. Sin embargo, nunca dejó de ejercer una influencia "subterránea" entre músicos. Terminado el período dictatorial, su "ideología musical" ocupaba un buen puesto en la escena montevideana y muchas de sus idiosincrasias ya eran aprovechadas, aquí y allá, como elementos integrados al patrimonio musical uruguayo común, como si fueran "géneros" tradicionales. Fue revalorizado y, ya años antes de su fallecimiento en 1990, era unánimemente reconocido como una figura fundamental de la música nacional. La obra de Mateo es demasiado variada para ser sintetizada. Mateo incursionó en extremos de sencillez y complejidad, tuvo etapas estrictamente acústicas y otras en las que exploró un sonido "tecno". Nunca tuvo pruritos en fusionar los géneros más diversos, mezclando jazz y rock con candombe y milonga y con influencias árabes, hindúes, africanas, brasileñas, españolas, caribeñas y de la música erudita (es de notar que realizó ese tipo de fusiones ya a finales de los ´60, unos veinte años antes de que se pusiera de moda la World Music). La mayoría de sus creaciones se ubican en el terreno de la canción popular, entre el entretenimiento y la autoexpresión, pero muchas obras suyas de sus últimas etapas (su período "Máquina del Tiempo") reflejan una búsqueda de trascendencia de la dimensión meramente comunicativa, internándose en terrenos de filosofía cósmica que lindan con lo religioso y lo místico.

Guilherme de Alencar Pinto (San Pablo 1960)

Publicado en: http://www.deluruguay.net/

El Hongo.








Carta del domingo.

Querido amigo:

El domingo fue un día espléndido. El mar se mecía lentamente buscando el sueño. Algunas pocas nubes funcionaban como carteles recordatorios de lo efímero, de que el día es hoy. Contaba con la compañía justa: termo, mate, un buen libro y toda la soledad del mundo reservada para mí, para este día.
Algunas pocas nubes funcionaban como carteles recordatorios… El silencio ocultaba todo, la ciudad había desaparecido de mi memoria; el futuro ocupó su lugar dejando de existir. Sin despegar el culo de la arena recorrí kilómetros de playa hasta sentir su presencia. Era apenas una mancha, una sombra sólida que me modificaba.
Algunas pocas nubes funcionaban…
En aquella tarde sin tiempo me distraje en la lectura, pasaron varias páginas y la brisa cambió su rumbo. La mancha dejó de ser, su sombra sólida se volvió imagen, concepto, definición inapelable. El mar había alcanzado el sueño y soñaba plácidamente. Permanecí inmóvil, temiendo despertarlo.
El mar es inmenso e imponente y sólo tiene sueños inmensos e imponentes. Sólo conoce de pesadillas y paraísos. Fue un día espléndido y su sueño lo seducía caminando lentamente, recorriéndolo desde la orilla.
Supe que sólo el mar conocía la verdadera belleza y sólo él podía soñar con ella.
Supe estar en su sueño; supe verla. Nunca sabré describirla.
Vi que tiene cuerpo de mujer.

Un abrazo.
Tu amigo siempre.


Eladio Camejo.

Etiqueta

Mentira!!!
pero que linda poesía
que hermosa manera
para describir el sabor
un delicioso aroma frutal descansa
y enloquece el paladar.

Miente verdad esa poesía,
pero esa verdad
de cajas baratas,
es mentira.

Me embriague gota a gota
acompañado del dulce sonido
golpeando la copa
para que no cierre sus ojos la noche.

Al otro día
supe que me deje engañar,
que me deje embriagar,
cuando al golpear la puerta vino
esa maldita poesía
y sobre la mesa
una etiqueta de vino.


Fabián Laguna.

Una mariposa

¿Ahora vienes a mé? Ya no te necesito. Creo que buscaste sentir cosas que en verdad no sentías, pero esa es solamente mi interpretación de los hechos.
Siempre admiraste a las mariposas. Ellas representaban, para ti, la verdadera libertad.
Pensabas que a pesar de su corta vida, ellas eran realmente felices.

¿Comprendes ahora lo mucho que te amaba? Claro que sí. Si no, no hubieras regresado.
A pesar de esta situación creo que igual podré amarte, aunque sólo estés conmigo un día.
Te prefiero a mi lado con tu consentimiento por un día, que como ya me sucedió; toda una vida siéndome indiferente. Ven a mi anular, con el anillo que algún día nos prometía un “siempre te amaré”. Ven delicadamente, con ese cuerpo que ahora posees.

Revolotea entre mis cabellos. Hazme una primavera casera, que aquí ya es invierno.
Orden de mi caos, destello en mi oscuridad, fogosidad en mi nevado interior.
Tu alma no ha cambiado, por lo tanto, mis sentimientos hacia ti son los mismos.
No puedes hablarme porque ya no tienes palabras, pero yo te escucho. No sé si es mi recuerdo o mi imaginación, pero puedo escuchar tu estar.

¿Era esto lo que realmente deseabas ahora que lo estás viviendo en carne propia?
Ya lo creo que no.
Olvida lo que te dije. ¿Ahora vuelvo a ti? Ya no me necesitas. Creo que busqué sentir cosas que en verdad no sentía, pero esa es solamente tu interpretación de los hechos.
La diferencia es que yo te sigo necesitando.
Mariposa o mujer. Aunque solo sea un día.
Respira, vamos... No, no mueras...



Fabián Muniz Umpiérrez

Sin título. (Primera parte)

Y es que en este momento quisiera que sean unos ojos ávidos los que lean esto; y si son otros que sean poetas al menos…
Eso si, últimamente todo lo paso por un tamiz que se llama poesía y que abandona el motivo porque lo hace mas efímero, quizá lo ‘romantiquiza’ (categoría de lo humano-amante que siempre me atrajo)
Es que tengo ante mí el ego de mi esencia
Y con él lo vivencio todo…
No es de quien voy a hablarte, aunque es a quien le escribo.
A mí
Mi ego se desgarra y yo lo observo, eso es bueno.
Se duele en el miedo, se pierde en sí mismo.
Yo experimento intensamente esa sensación de hormigueo en la panza, punzante me posee.
Me atrapa en los momentos de decisión.
Estás entendiendo?!
La visión de mí misma se complejiza contigo
Y me duele el privilegio de darme cuenta.
Late la decisión no tomada, la voluntad de poder me descontrola
No manejar las situaciones…, (qué enfermiza, qué obsesiva...)
Es que le doy tiempo digo, y es mentira.
No le doy tiempo, ni lo dejo fluir, nada más lo espero para retenerlo.
Sin siquiera poder reclamarlo, demandarlo a nadie. Nada más esperar.
¿De quién?, ¿a quién?
Son las estructuras amigas, enemigas internas que guardan mis miserias se derrumben
Sentirse subestimada de vínculos a medias, cansada ya de querer mostrarse y no mostrarse; o mostrarse y no ser contemplada, cuidada, apenas vista. ¿Manoseada?!
¡Que facultad tan agotadora me regalo la naturaleza!
Agobio de sentir y repensar, de visualizarme a cada instante como aprehendiente de lo inaprensible, el desarrollo en una de sus facetas –mujer amante-
Ya vez te hablo de mí, de la que no soy, de mi lejanía, de mi enemiga esencial, de mi a-wash necesario y reincidente.
Tenaz e incisiva muestra de mis habilidades carentes.
El diálogo y la comunicación en palabras (represión de la infancia, estoy segura)
Lo siento como que quiere y no puede salirse porque si sale viene con llanto, con lágrimas desnudas y avejentadas.
Esas lágrimas que secan en la poesía de estas palabras que te cuento.
Como historia de un ser-que en tanto desaparece- va siendo- reflejo de otros poetas……………………………








Texto: Florencia Rodríguez
Foto: Servando Valero

El viaje

Me despido, digo adiós y luego parto.
Sé que en algún sitio me espera una mujer desnuda y hecha un ovillo. Tengo dedos de atardecer, recorreré con ellos, lentamente, la línea de sus piernas. Seguro murmurará, pero no va a despertar.
También sé que el viaje es largo.
El tipo del callejón, aquel al que sólo le pude distinguir un ojo y la brasa de un cigarro, aún me vigila como en aquella oscuridad. Se aparece en algunas nubes, en esas que van renunciando al violeta y desde allí, me mira. Surge silencioso durante algunas cuadras, en cada uno de los perros babeantes y ruidosos que me ladran, y desde allí, también me mira.
El viaje, en algún tiempo, con un remo roto tal vez, con la niebla y la brisa y los recuerdos arrugándome las sienes, dirá: “bajate
Luego, en aquel bar perdido, si la luna no me seduce, le contaré sonriendo a ese vaso de vino, que por quién sabe qué razón medio mentirosa, en verdad… vale la pena estar vivo.



H. H. Sandin

Muy lejos

Sonó el teléfono y ella levantó el tubo.
—Feliz Navidad, mamá —se sintió desde un lugar lejano.
—Hola, hija —respondió la mujer—, feliz Navidad también para ustedes.
—Te va a hablar tu nieta —dijo la voz. Hubo un corto silencio.
Merry Christmasbalbució una vocecita. Enseguida, otro silencio. Después, la voz del principio, dijo:
—Se fue, mamá. Sabés como es Natalie. Habla poco —la excusó, y agregó—: ¿Cómo estás?
—Sola, pero bien.
—Nosotros vamos a pasar la Nochebuena con Juliette y el matrimonio Holland. Bastante solitos, también —dijo la voz lejana. Luego, apenas unos pocos minutos, siguieron hablando sobre las mismas cosas que hablan todos los años. Parecía que no tenían nada nuevo para decirse.
Cuando colgó, la mujer supo que su hija, la que vive en Canadá, está cada día más distante de su vida. Mucho más lejos que lo que está ese país. Muchísimo más lejos.



Julio César Parissi
hembra fuiste ¿sos?
huesos carne músculos
sexo abierto al poema
caricia lenta lentísima
musicalidad de tu piel frotándose
onomatopeyas
tibieza de tus flujos
líquido de amor
para otro


Liber Mendizábal

Erupciones

Un orgasmo de fuego que se gesta
en matriz de roca blanda que se apura
rompe rubicundo rojas testas
que pisaban los pies cual roca dura.

El signo sale del seno que es verga
de bergantín lanzado a la bartola,
lengua de magma convertido en jergas
fusionándose, como Edipo, en olas.

Líneas rojas se derraman del tintero
de siempre y de mañana todavía,
textimonios del boleto de viajero.

Esos tubos multiétnicos que humean
son las caras de Vulcano en estos días,
son los penes con que mata madre Gea.

Fernández de Palleja

Biromes y servilletas (Leo Masliah)

En Montevideo hay poetas poetas poetas
que sin bombos ni trompetas trompetas trompetas
van saliendo de recónditos altillos altillos altillos
de paredes de silencios de redonda con puntillo.

Salen de agujeros mal tapados tapados tapados
y proyectos no alcanzados cansados cansados
que regresan en fantasmas de colores colores colores
a pintarte las ojeras y pedirte que no llores.

Tienen ilusiones compartidas partidas partidas
pesadillas adheridas heridas heridas
caseras de palabras confundidas fundidas fundidas
a su triste paso lento por las calles y avenidas.

No pretenden glorias ni laureles, laureles, laureles
sólo pasan a papeles, papeles, papeles,
experiencias totalmente personales, zonales, zonales
elementos muy parciales que juntados no son tales.

Hablan de la aurora hasta cansarse, cansarse, cansarse
sin tener miedo a plagiarse, plagiarse, plagiarse
nada de eso importa ya mientras escriban, escriban, escriban
su manía su locura su neurosis obsesiva.

Andan por las calles los poetas poetas poetas
como si fueran cometas, cometas, cometas
en un denso cielo de metal fundido, fundido, fundido
impenetrable, desastroso, lamentable y aburrido.


En Montevideo hay biromes, biromes, biromes
desangradas en renglones, renglones, renglones
de palabras retorciéndose confusas, confusas, confusas
en delgadas servilletas como alcohólicas reclusas.

Andan por las calles escribiendo y viendo y viendo
lo que ven lo van diciendo y siendo y siendo
ellos poetas a la vez que se pasean, pasean, pasean
van contando lo que ven, y lo que no, lo fantasean.

Miran para el cielo los poetas, poetas, poetas
como si fueran saetas, saetas, saetas
arrojadas al espacio que un rodeo, rodeo, rodeo
hiciera regresar para clavarlas en Montevideo.








Biografía:

Leo Maslíah nació en Montevideo en 1954. Estudió piano con Bertha Chadicov y Wilser Rossi, armonía con Nydia Pereyra Lisaso, órgano con Manuel Salsamendi y composición y análisis con Coriún Aharonián y Graciela Paraskevaídis. A partir de 1978 desarrolla en Uruguay una intensa actividad como autor e intérprete de música popular, que desde 1982 lo proyecta también a la Argentina y a otros países como Chile, Perú, Cuba, Brasil, Paraguay y España. Leo Maslíah también es compositor e intérprete de música del género llamado "culto", habiendo participado como ejecutante en conciertos y grabaciones de música contemporánea uruguaya y argentina. En 1981 su composición electroacústica "Llanto" integró la programación del Festival anual de la Sociedad Internacional de Música Contemporánea (SIMC) realizado en Bruselas, Bélgica. Además de varias obras "de cámara" y "electroacústicas", fueron estrenadas en Montevideo tres obras sinfónicas de su autoría (Problemas de pareja, Concierto para piano y orquesta y Primavera veraz verás). Como escritor, publicó nueve novelas, siete libros de cuentos, uno de poesía y uno conteniendo tres obras de teatro, dos de las cuales (además de otras no publicadas) fueron estrenadas en Montevideo con puesta en escena del autor u otros directores ("Democracia en el bar", Teatro del Anglo, 1986, "El ama de llaves", Alianza Francesa, 1990, "Juegos de salón, Teatro La Gaviota, 1990, "Los sueños de Anita y Curosagua", Teatro del Notariado, 1991 -Florencio al mejor espectáculo infantil de ese año-", "Alien Diez, el bueno", teatro Circular, 1992, "No juegues con fuego porque lo podés apagar", Teatro del Anglo, 1993, entre otras. Varios de sus libros publicados en Argentina por Ediciones de la Flor tienen ya segunda edición.La revista norteamericana TriQuarterly, luego de haber publicado algunos de sus cuentos, seleccionó uno de ellos (La miopía de Rodríguez), traducido al inglés, para integrar el libro Fiction of the Eighties (a decade of stories from TriQuarterly). En 1994 fue nominado por la Fundación Konex entre las cien mejores figuras de las letras argentinas de la década 1984-1994.

Publicado en: http://www.deluruguay.net/
Ilustración: Dario Parissi
En cada lluvia entristece
cansado de corretear ida y vuelta.
Su dedo apunta al cielo
siguiendo la mirada que no logra
contar las gotas que la lluvia comprende.
Como a un alma doliente cada gota concibe;
pero nunca sabrá, pobre loco,
cuánto cuerdo le llueve al mundo,
cuántos mundos al mundo llueven.



Eladio Camejo.

En una esquina: la noche

Cuando los hierros transcurren
y se vuelven cemento
y baldosa rota,
surge, lentamente,
la luz de un foco
en una esquina.

La luz se pierde
en un suspiro.
El suspiro se pierde
tras unas monedas.

El hierro llora
y el dolor sufre
entre las piernas.
Y muere el sueño
engrasado
sobre la brasa lenta de un cigarro.


Texto: H. H. Sandin
Foto: Servando Valero

Primavera con nieve.

Fue en el tiempo loco de la primavera, cuando el pequeño Juan estaba en la ventana y apareció un viento arremolinado. Enseguida vio a la madre saliendo presurosa al patio para recoger las sábanas del tendedero; entró con la ropa a cuestas, cerró las puertas y las ventanas mientras el cielo se oscurecía ocultando el sol de la tarde. El viento trajo la lluvia, y la lluvia golpeó contra los vidrios. A Juan le pareció que el agua pedía entrar en la casa. Tras la lluvia llegó una granizada, ruidosa, ronca y feroz.La tormenta se fue, tan rápido como vino. El sol rasgó las nubes, y se instaló una calma que invitaba a salir. Juan lo hizo; caminó por la vereda, se asomó al cordón y vio, con asombro, montones de arroz blanquísimo a lo largo de la acera. Metió sus manos en uno de ellos y sintió el frío en sus palmas. Corrió a la casa con el tesoro a cuestas.—¡Mamá, cayó nieve!—Es granizo, hijo. La nieve es otra cosa. La nieve está en Europa o en las montañas del sur. Algún día la vas a conocer.El granizo se derritió bajo el sol de primavera sin dejar rastros. Luego, pasaron muchos años antes de que Juan tuviera la oportunidad de conocer la nieve.Estando en la montaña, Juan, ya hombre, se inclinó y recogió un puñado de nieve imitando aquel viejo gesto de la infancia. Pero ahora todo era distinto. Hizo el mismo gesto, pero no logró la misma emoción. Había demasiada nieve y él tenía demasiados años.

Julio César Parissi.
Los fantasmas se inmortalizan, adquieren en lo interno esa forma promiscua
que me ruboriza y me empalidece.
Y en cada palabra descubro yo no soy yo
que en cada deseo, que todo el anhelo se vuelve ajeno a mi parecer.

Fantasmas del miedo
Anhelo,
se pierde y se recupera
Con más o con menos
la esencia: revela
su imperfección.

Florencia Rodríguez

Alguien

Alguien me espera
entonces salgo a caminar
algo pasa en mí
algo no logro entender...
entonces camino.

Alguien me espera
y conociéndome salgo en busca
de lo desconocido.

Revoloteo por lugares mirando
pero nadie me espera
pero nadie me llama.

No sé qué hacer
alguien anda por ahí
voy a una plaza
alguien escribe un poema.


Fabián Laguna.
cádaveres de poemas en la papelera
poemas abortados
ignorados
despreciados
cádaveres de poemas
cúantos aquí allá
poemas que quizá no merecieron ser
nacer
crecer
¿quién leerá cadáveres de poemas en la papelera?
algún duende tal vez
algún hurgador tal vez
algún borracho tal vez
cadáveres de poemas en la papelera
junto a facturas
papel higiénico
adherentes
restos de yerba
¿los leerá el recolector?
¿los leerá el hurgador?
¿serán simples cadáveres de poemas en la papelera?
como nosotros


Liber Mendizábal

Soneto de otoño.

Calores y fríos aclaman pasión
Las hojas se suicidan ya cambiadas
Rojas, amarillas o amarronadas
El hombre las rastrilla sin compasión.

Vacías las ramas espadeando están
Cometen el delito de mecerse
Y de quebrarse, a veces de caerse
Adonde sus afluentes morirán.

Viendo los bulliciosos pastizales
Viendo al caballo su vuelo, galopar
Y viendo que veo lo que hay que mirar.

Con mis ojos marrones otoñales
Reconocer un alma rastrillada
Donde afluentes son cosa quebrada.


Fabián Muniz Umpiérrez.

Historia de los adoquines III

Capítulo tres.

Placeres adoquinezcos.

Los adoquines en Colonia del Sacramento son muy seductores desde el mismo día en que esta ciudad fue fundada, allá en 1680.Caminás sobre ellos y no podes dejar de sentir su suavidad, tan especialmente acomodada en las callecitas antiguas, cerca del mar que te aturde con su olor a vida, a sexo, y a fantasía.Esto se debe a varios hechos consuetudinarios en la comunidad humana de Colonia, especialmente uno:Desde tiempos de reyes, conquistas y murallas, en Colonia se suelen realizar encuentros entre amantes que, atraídos mutuamente por razones diversas, disímiles y hasta irracionales, buscan descargar sus euforias en tan extraño lugar.Suelen alquilar alguna pieza de hotel colonial, llevarse unas botellas de vino tinto, alguna que otra sustancia y fundirse en sus libidinales carnes.Sin embargo... y aquí la relación adoquinezcal, al margen de cómo resulte este particular encuentro, el hecho de que los amantes pisen aunque sea un solo adoquín en su breve estadía lujuriosa, repercute en la sensibilidad de la comunidad adoquinezca fuertemente, con la propia consecuencia emocional y física.Ya no es extraño entre los pobladores de Colonia, ver a algún apacible transeúnte enloquecerse de golpe y piropear a la primera persona que pase por cerca... abrazarla, besarla, tocarla, susurrarle e incluso hacerla desaparecer fugazmente...luego de haber estado un tiempo encima de los adoquines (nota: se entiende por tiempo, un tiempo considerable, más o menos media hora)Por lo tanto, adoquín nacido en Colonia es seductor nato hasta su muerte.Y quién desee conocer a fondo la sensibilidad de estos pequeños seres minerales, se dirige, en un ómnibus o en un barco a dicha ciudad....e intenta adueñarse de ese aire penetrable....


F. Emma T.

Silencio

Si leen "cio" en portugués piensen que el callar es
un resorte que busca reproducirse,
como un gato montés.

En el monte hay silencio decorado por la evolución
que busca sobrevivir.

Esta espora lo sabe,
y no es una espuela
sino el sudor buscando,
la carne esperando hacer músicas montesas
para volver al principio
del poema.

Fernández de Palleja.

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