Nadie sin ojos.


Cientos de líneas corren
de ese rostro hacia el mar.

Los ojos que ahora te miran
enceguecen, se nublan.

Viaja tu hoy en mis líneas,
líneas de rencor íntimo,
conmigo: egoísta y leproso.

Una voz silencia a gritos
cualquier impulso.

Aquellos… esos ojos,
miran ciegos una luz apagada.

Camino
con mis piernas sin rodillas,
con su mano sin sangre,
con tu luna, sin el alma.
H.H. Sandin

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