¿Ahora vienes a mé? Ya no te necesito. Creo que buscaste sentir cosas que en verdad no sentías, pero esa es solamente mi interpretación de los hechos.
Siempre admiraste a las mariposas. Ellas representaban, para ti, la verdadera libertad.
Pensabas que a pesar de su corta vida, ellas eran realmente felices.
¿Comprendes ahora lo mucho que te amaba? Claro que sí. Si no, no hubieras regresado.
A pesar de esta situación creo que igual podré amarte, aunque sólo estés conmigo un día.
Te prefiero a mi lado con tu consentimiento por un día, que como ya me sucedió; toda una vida siéndome indiferente. Ven a mi anular, con el anillo que algún día nos prometía un “siempre te amaré”. Ven delicadamente, con ese cuerpo que ahora posees.
Revolotea entre mis cabellos. Hazme una primavera casera, que aquí ya es invierno.
Orden de mi caos, destello en mi oscuridad, fogosidad en mi nevado interior.
Tu alma no ha cambiado, por lo tanto, mis sentimientos hacia ti son los mismos.
No puedes hablarme porque ya no tienes palabras, pero yo te escucho. No sé si es mi recuerdo o mi imaginación, pero puedo escuchar tu estar.
¿Era esto lo que realmente deseabas ahora que lo estás viviendo en carne propia?
Ya lo creo que no.
Olvida lo que te dije. ¿Ahora vuelvo a ti? Ya no me necesitas. Creo que busqué sentir cosas que en verdad no sentía, pero esa es solamente tu interpretación de los hechos.
La diferencia es que yo te sigo necesitando.
Mariposa o mujer. Aunque solo sea un día.
Respira, vamos... No, no mueras...
Fabián Muniz Umpiérrez
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario