Historia de los adoquines III

Capítulo tres.

Placeres adoquinezcos.

Los adoquines en Colonia del Sacramento son muy seductores desde el mismo día en que esta ciudad fue fundada, allá en 1680.Caminás sobre ellos y no podes dejar de sentir su suavidad, tan especialmente acomodada en las callecitas antiguas, cerca del mar que te aturde con su olor a vida, a sexo, y a fantasía.Esto se debe a varios hechos consuetudinarios en la comunidad humana de Colonia, especialmente uno:Desde tiempos de reyes, conquistas y murallas, en Colonia se suelen realizar encuentros entre amantes que, atraídos mutuamente por razones diversas, disímiles y hasta irracionales, buscan descargar sus euforias en tan extraño lugar.Suelen alquilar alguna pieza de hotel colonial, llevarse unas botellas de vino tinto, alguna que otra sustancia y fundirse en sus libidinales carnes.Sin embargo... y aquí la relación adoquinezcal, al margen de cómo resulte este particular encuentro, el hecho de que los amantes pisen aunque sea un solo adoquín en su breve estadía lujuriosa, repercute en la sensibilidad de la comunidad adoquinezca fuertemente, con la propia consecuencia emocional y física.Ya no es extraño entre los pobladores de Colonia, ver a algún apacible transeúnte enloquecerse de golpe y piropear a la primera persona que pase por cerca... abrazarla, besarla, tocarla, susurrarle e incluso hacerla desaparecer fugazmente...luego de haber estado un tiempo encima de los adoquines (nota: se entiende por tiempo, un tiempo considerable, más o menos media hora)Por lo tanto, adoquín nacido en Colonia es seductor nato hasta su muerte.Y quién desee conocer a fondo la sensibilidad de estos pequeños seres minerales, se dirige, en un ómnibus o en un barco a dicha ciudad....e intenta adueñarse de ese aire penetrable....


F. Emma T.

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