Calores y fríos aclaman pasión
Las hojas se suicidan ya cambiadas
Rojas, amarillas o amarronadas
El hombre las rastrilla sin compasión.
Vacías las ramas espadeando están
Cometen el delito de mecerse
Y de quebrarse, a veces de caerse
Adonde sus afluentes morirán.
Viendo los bulliciosos pastizales
Viendo al caballo su vuelo, galopar
Y viendo que veo lo que hay que mirar.
Con mis ojos marrones otoñales
Reconocer un alma rastrillada
Donde afluentes son cosa quebrada.
Fabián Muniz Umpiérrez.
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